Sinastría y Relaciones Vinculares

 

Uno de los espacios más complejos para el desarrollo armónico de la personalidad se construye dentro de las relaciones vinculares. La necesidad de comunicación y complementación con el mundo exterior y las personas que habitan nuestra realidad es un factor determinante si hemos de sentirnos integrados tanto interna como externamente. Como seres sociales que somos nuestra evolución personal depende de la evolución del entorno en que nos desenvolvemos ya que estamos intrínsecamente ligados a él no sólo por nuestra constitución genética sino además por la estructura arquetípica que impulsa a la especie en su conjunto.

Por este motivo, un factor esencial dentro del análisis de una carta natal es considerar las sinastrías vinculares con los entornos primarios de desarrollo del individuo: familiares primarios: padre, madre, hermanos etc., y familia constituída si la hubiere: esposos e hijos, para poder analizar en profundidad la forma en que la persona vive los distintos roles que asume, la proyección de determinadas energías de la carta natal en significantes de sus entornos y la asimilación que se va haciendo de estas dinámicas a lo largo de la vida. 

Las improntas de Marte-Venus, masculino-femenino o ánima-ánimus en términos junguianos, son las variables más importantes a considerar ya que constituyen la escisión básica de la personalidad que habrán de manifestarse en los vínculos que se vayan constituyendo por identificación con dichas energías.

De similar manera podemos trabajar las sinastrías con cualquier vínculo familiar y también con los espacios de desarrollo que la persona elija para proyectarse en su entorno, por ejemplo: lugar de trabajo, tipos de trabajo, espacios de formación profesional, vínculos con familia extendida, amigos, espacios de desarrollo social, etc.

La sinastría nos brinda una mirada ampliada sobre los puntos de contacto que tenemos con determinadas personas o espacios de desarrollo para entender afinidades o faltas de armonización con los mismos y poder potenciar así una mayor y mejor comprensión de nuestras necesidades de crecimiento así como también la forma en que podemos contribuir al crecimiento de quienes nos rodean.